Somos templos del Espíritu Santo y una de las cosas que debemos hacer es cuidar la salud. No solo física, sino también hay que cuidar la salud espiritual para que podamos albergar toda la fuerza del Espíritu de Dios. El Espíritu Santo quiere habitar en este templo que es nuestro cuerpo.
Las personas gastan cantidades de dinero en la búsqueda de la juventud eterna, incluso llegando a la obsesión en muchos casos y sin dar con una solución acertada. Pero es que acaso nos damos cuenta de que descuidar nuestra salud física también podremos descuidar nuestra salud espiritual.
Son muchos los estudios científicos que demuestran que una mala alimentación, estrés, vicios, disminuyen considerablemente las reacciones de nuestros organismos a los distintos eventos cotidianos y que además, también afectan las respuestas cerebrales, generando falta de concentración, fatiga, etc.
Somos templos del Espíritu Santo.
Cuidar la salud y verse jovial no está mal, recordemos que somos templos del Espíritu Santo y debemos cuidar no solo nuestra espiritualidad sino además el templo del cuerpo donde habita en nosotros la fuerza del Espíritu Santo.
La Biblia nos lo recuerda a través de las palabras del Apóstol Santo Pablo:
«¿Qué acuerdo entre el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios viviente, como lo dijo el mismo Dios: Yo habitaré y caminaré en medio de ellos; seré su Dios y ellos serán mi Pueblo». (2 Corintios 6,16)
«¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?» (1 Corintios 3,16)
¿Queda claro? Somos templos del Espíritu Santo de Dios. Entonces, ¿por qué no cuidar nuestra salud física y espiritual para recibir este hermoso don de Dios? Este versículo bíblico que sigue nos arroja una mejor perspectiva de cómo debemos tomar esta advertencia de San Pablo:
«¿O no saben que sus cuerpos son templo del Espíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios? Por lo tanto, ustedes no se pertenecen». (1 Corintios 6,19)
Debemos reconocer que somos templos vivos de Dios, no nos pertenecemos, tenemos un cuerpo prestado y como tal debemos cuidarlo y mantenerlo porque de él daremos cuentas a Dios en el día de nuestro encuentro con Él. Apreciar el hecho de que somos templos del Espíritu Santo nos hará tomar conciencia de nuestro cuerpo.
Hábitos para cuidar la salud.
Cuidar nuestra salud física y espiritual puede hacernos sentir muy bien, por eso te mostramos 6 cosas que pueden llegar a hacerte desviarte en tu camino de cuidar la salud, y así puedas evitarlos. Somos templos vivos de Dios y como tal, debemos cuidar ese cuerpo físico y espiritual.
1. Alimentación.
Cuando llevamos una alimentación poco saludable, esto no solo se va a reflejar en las medidas de nuestro cuerpo, sino en el aspecto de nuestro cuerpo.
Además de todo esto, consumir exceso de calorías y pocos nutrientes se verá reflejado en nuestra piel, que en vez de lucir más joven, tiende a envejecer más rápido. Lo contrario a cuidar la salud.
Pocos nutrientes en tu organismo harán que se dificulte la concentración en el momento de la oración o en tu participación en la Santa Misa, ya que sentirás un agotamiento extremo que pueden conducirte a la pereza del alma.
2. Sedentarismo
Un poco de actividad física a diario puede lograr que nuestro cuerpo se mantenga joven y activado. Pasar mucho tiempo inactivo hace que nuestros músculos pierdan tonicidad y contribuye a que nuestro metabolismo tenga problemas.
Una recomendación práctica puede ser realizar 150 minutos de actividad física a la semana (Unos 25 minutos de caminata diaria) , o si no tienes tiempo de hacerlo, con levantarte de tu asiento y caminar en tu oficina cada cierto tiempo.
Esto no solo hará te hará cuidar la salud, sino que además mejorará otras condiciones internas de tu organismo que te harán enfocarte mejor en tu tiempo de meditación y de concentración en tu oración diaria personal. Eres templo del Espíritu Santo, procura recibirlo siempre en las mejores condiciones de tu organismo.
3. Falta de sueño. Cuidar la salud.
El dormir es una de las necesidades básicas del humano, junto al comer y la hidratación.
Si no descansas, tu cuerpo se verá afectado, comenzarás a sufrir de enfermedades físicas e incluso mentales, y tendrás más riesgo de ser obeso o padecer cáncer, ya que no permites que el cuerpo cumpla su ciclo de descanso.
Duerme bien, esto definitivamente aportará grandes beneficios para cuidar la salud. Recuerda además que un Ángel de Dios habla en sueños a San José:
«El Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo». (Mateo 1,20)
Descansa bien, a través de un buen descanso y los sueños, Dios también a nosotros puede revelarnos bendiciones en nuestro camino de vida.
4. Adicción a sustancias.
Es bien conocido que el cigarrillo es un depredador de la salud, consigue dañar TODO el organismo, nada se salva. Los efectos que tiene nada más en la piel, son prueba de ello.
Fumar te hace envejecer más rápido, no solo en la parte externa sino también que produce muchísimo daño interno que no podemos apreciar. Lo mismo sucede cuando no cuidamos nuestro alimento espiritual, aquello que nos hace crecer en la fe y en la dirección correcta hacia Dios. Si no nos alimentamos con la fuerza de la oración, nuestra salud espiritual decaerá y aunque no lo podamos apreciar comenzaremos a sufrir un daño en nuestro interior.
Además de esto, también debes saber que los derivados de la nicotina oxidan los procesos metabólicos, haciéndote lucir más viejo de la edad que realmente tienes.
5. El estrés.
El estrés es uno de los peores enemigos de la oración. Aunque es una reacción normal del organismo, una respuesta de lucha, huida y preservación ante un agente externo que parece poner al cuerpo en peligro, el estrés puede producir mucha ansiedad en la persona.
El estrés en exceso, lejos de cuidar la salud puede provocar liberación de hormonas que mantienen al cuerpo todo el tiempo en estado de lucha, de ansiedad, de ahí que provengan, problemas cardíacos, dolores de cabeza constante. Si, el mantenernos estresados todo el tiempo, hace que nuestro organismo ya no sea tan joven como quisiéramos.
Si mantenemos nuestro cuerpo sometido al estrés constante, nuestra salud espiritual también quedará gravemente afectada, ya que no se nos hará fácil alcanzar un equilibro emocional en nuestra relación con Dios a través de la oración o adoración.
Esto son tan solo algunos de los malos hábitos que debemos desechar si queremos cuidar la salud física y espiritual. Somos templos vivos de Dios, somos templos del Espíritu Santo, así que recuerda que puedes recurrir a Dios cuando sientas que las fuerzas te fallan y comiences a sentir debilidad por algunos de estos malos hábitos.
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